¿Quién no ha visto alguna vez una película sobre mineros? Minas profundas, trabajadores ennegrecidos y cabizbajos; familias dependientes y cargadas de hijos; mínimos medios para los rescates…
La esperanza y los medios utilizados por el estado chileno para su rescate nos maquillan la tragedia humana y el grave problema de explotación laboral existente en parte de la minería chilena (y en todo nuestro mundo), la búsqueda máxima de beneficios y la falta de controles de los poderes públicos.
Los mineros atrapados en Copiapó (Chile), la ruptura del dique de contención en Kolontár (Hungría), la plataforma petrolífera de BP en el Golfo de México, los diamantes de Naomí Campbell… serán el peaje que deberemos seguir pagando si queremos seguir manteniendo a toda costa el nivel de vida al que no queremos renunciar.