No al trabajo infantil en el trabajo doméstico
Unos 10,5 millones de niñas y niños de todo el mundo, la mayoría de los cuales son menores de edad, trabajan como trabajadores domésticos en los hogares de otras personas en condiciones peligrosas y en algunos casos análogas a la esclavitud, de acuerdo con un nuevo informe de la OIT. De estas niñas y estos niños, 6,5 millones tienen entre cinco y 15 años. Más de 71 por ciento son niñas.
El trabajo infantil es una de las problemáticas más preocupantes en el Perú, donde aproximadamente 2 millones de niños, niñas y adolescentes se encuentran trabajando actualmente, muchos de ellos en las peores formas.
La realidad de las niñas y niños que trabajan en servicio doméstico es una de las más preocupantes formas de trabajo infantil ya que suele ser una actividad ‘invisible’ en nuestra sociedad y que afecta directamente su desarrollo educativo, su salud física y emocional, y su futuro, a la vez que les priva del tiempo con su familia, sus horas de juego y los momentos de socialización con otros niños de su edad.
¿Qué pasa con las niñas y niños que ‘trabajan en casa’?
– La mayoría llegan a hogares de terceros como ‘ahijadas/os’ para ‘ayudar a su madrina’ con los quehaceres del hogar; entregados por los propios padres ante promesas de una mejor educación y mejores condiciones de vida que la mayoría de veces no se cumplen debido a que los niñas y niñas trabajan todo el día.
– Los niños y niñas que vienen de zonas del interior del país a la capital y otros centros urbanos, son alejados de sus familias, su cultura y grupo social.
– Sus juegos infantiles son cambiados por el cuidado de niños menores que ellos.
– Limpiar, cocinar, lavar y planchar reemplaza el tiempo para hacer sus tareas escolares.
– Se les impone realizar tareas que demandan un esfuerzo físico mayor al de sus posibilidades o a manipular productos tóxicos, exponiéndolos a situaciones de gran riesgo para su salud.
Todos podemos hacer algo:
- Para que niñas menores de 14 años no empiecen a servir en casas de otros, diles a sus padres que no son tratadas ‘como a una hija’, que sufren de abuso, explotación y aislamiento, y que es importante que terminen sus estudios para que opten por un mejor futuro.
- Para proteger a las que aún se encuentran trabajando, dile a sus padres o apoderados que es mejor que estudien de mañana y no de tarde, y que no trabajen ‘cama adentro’.