Hoy, día 10 de diciembre y aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se han entregado algunos de los Premios Nobel (el de la Paz entre ellos) en Oslo, Noruega. Se ha confirmado la ausencia de Liu Xiaobo, galardonado con el Nobel de la Paz 2010.

Aunque los que no somos ya tan jóvenes podemos recordar determinados nobeles no tan felices (hankasartze hutsa esango genuke, euskaraz), hoy el sillón se ha encontrado vacío. Liu Xiaobo se encuentra encarcelado en su China natal. Su delito, haber firmado el manifiesto democrático Carta 08 exigiendo libertades democráticas en China con motivo del 60 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos el año 2008.

Hasta hace no muchos años, y dependiendo de la ideología política de cada persona, de cada grupo, de cada estado, solicitábamos libertades democráticas en aquellos países con los que no «comulgábamos»: para unos, Pinochet era la defensa de la libertad ante el totalitarismo comunista y, para otros, Cuba era el paraíso de las libertades.

Hoy día los registros parecen que van cambiando, las libertades individuales y culturales importan cada vez menos; mientras un estado obtenga beneficios en otro (que le pregunten al Estado español por el vergonzante silencio ante los sucesos del Aaium), ¿para qué molestar al gobernante de turno? Y en esto China es el «nuevo rey»; poco importa Tiannamen, poco importan los derechos de los tibetanos o de los uigures, la persecución de toda persona distanciada ideológicamente del régimen (religiosa o política)… China es un inmenso mercado al que poder vender.

Los Estados callan, nosotras y nosotros callamos, hasta las ONG (autoproclamadas) progresistas callan. Amen.