Adiós a Tamshiyacu (Loreto)

Pues sí, después de mucho darle vueltas a la posibilidad de dejar Tamshiyacu, al final se ha hecho realidad. Duele tener que abandonar un lugar donde varios viatores, durante muchos años, han trabajado al servicio del Reino. Pero la realidad se impone. Las comunidades religiosas cada vez somos más pobres en efectivos, y nuestra edad media avanza.

Josemari Legarreta nos lo cuenta:

«Los viatores ya no estamos ya en el Vicariato de San José del Amazonas. El 6 de enero, yo, como último encargado de la «Parroquia Natividad de María», embarcaba en el puerto del Boulevard con todas mis maletas.

Se pone fin a una presencia viatoriana en La Selva de 40-41 años Han sido 11 los Clérigos de San Viator que han trabajado en este Vicariato de una forma más estable. Otros 4 han estado en algún tiempo de visita prolongada, pero no estabn como destinados. A la cabeza, en permanecia, con 22 años, está Gastón Harvey. Le siguen de cerca Clemente Larose y Pedro Laur. Vendrían a continuación Andrés Thibault y Roberto Pelletier… Habría que nombrar a Ronald Guerra, nativo del lugar, que ya desde adolescente trajinaba con asuntos de Orellana, llegando a ser, ya como religioso, Director de la ODEC del Vicariato.

Algunos de estos hermanos tuvieron cargos de confianza con el monseñor de turno. Gastón fue Vicario de Pastoral; Andrés, Vicario general; y Roberto, Secretario del obispo. También Pedro y Roberto tuvieron la responsabilidad de la Formación en el Preseminario del Vicariato.

Dejo de nombrar a 5 ó 6. Yo he sido el último vagón de este tren viatoriano. Para mí ha sido duro dejar esta Región tan entrañable y querida, pero me llenaba de satisfacción tener por delante de mí a diez viatores que se entregaron totalmente en el Plan de Evangelización del Vicariato, colaborando con los Franciscanos y con otros misioneros y misioneras de distintas Congregaciones.

Todavía el Vicariato sigue sin nombramiento de Obispo-Vicario. Me dicen que las aguas del Amazonas están subiendo antes que otros años, y ya inundan barrios de Iquitos y poblaciones de las riberas. Que todos los ánimos de los actuales misioneros estén inundados de fuego apostólico en servicio de la gente pobre y olvidada.»

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