El 12 de febrero de 2002 entró en vigor el Protocolo Facultativo a la Convención sobre los Derechos del Niño, impulsado por Naciones Unidas, que elevaba la edad mínima de reclutamiento y participación en hostilidades de 15 a 18 años. Este protocolo lo han firmado ya 110 países y 66 lo han ratificado. Pero las últimas investigaciones de la ONU y de la Coalición Internacional para Acabar con la Utilización de Niños Soldado, creada en 1998, demuestran que en algunos de estos países se utilizan niños soldado en los conflictos que se libran en su interior.
El drama de los niños soldado no es sino el reflejo de un drama más profundo: la guerra. Una niña o un niño llegan a convertirse en un soldado porque hay adultos que deciden matar. Unos niños llevarán un arma mientras existan adultos que quieran resolver sus conflictos por la fuerza; mientras haya personas, empresas, instituciones financieras o países ávidos de ganar dinero con la venta y compra de armas o con los beneficios económicos que generan las guerras.
A los niños soldados los encontramos, sobre todo, en los países empobrecidos. Las ganancias generadas por la venta de armas, por las guerras provocadas, nos ‘engordan’ a nosotros, a los del Norte.