Impresionante. Así es la laguna de Parón. Aunque la historia que hay detrás es un tanto complicada.
Los campesinos llevan años luchando por su defensa, porque dependen del agua de la laguna, y Duke Energy durante años sacó tanta agua como deseaba, sin reparar en las consecuencias que eso tenía para los habitantes de la cuenca, privándoles del agua necesaria para regar y poder vivir. A pesar de que la laguna de Parón es parte del parque Nacional de Huascarán, hace años (en los 80), el Gobierno decidió no considerarla como tal, y así poder venderla a una empresa privada. Sin ningún tipo de estudio previo para saber la disponibilidad y uso del agua, el Gobierno dio la licencia para extraer el agua a la hidroeléctrica Duke energy. Y los usuarios del agua de la cuenca tuvieron que empezar a usar menos agua en sus chacras, y su productividad y opciones de siembra (su modo de vida), disminuyeron.
Por eso, apelando a la ley (para que la laguna Parón volviese a formar parte del parque Huascarán), y a las leyes comunales, intentaron negociar con la Duke energy, para que todos pudiesen vivir en la cuenca. Pero no hubo respuesta de ningún tipo; tampoco por parte de las autoridades. Finalmente, el 29 de julio de 2008, toda la Comunidad Campesina “Cruz de Mayo”, subió a la laguna, y echando a los guardianes de la hidroeléctrica, se hizo con el control de Parón. Fue la manera de conseguir sentarse, y que hubiese límites para que la extracción de agua fuese más sostenible para todos. Pero no ha sido suficiente: las presiones por parte de Duke energy siguen siendo constantes sobre los comuneros; y estos no pueden bajar la guardia: tienen que seguir controlando para cerciorarse de que únicamente sacan lo permitido; si no, en época de sequía, no tienen agua para la agricultura y la ganadería. Además, ahora, a pesar de que extrañamente desde el año 2010 la cantidad del agua de la laguna está disminuyendo considerablemente, aseguran que si no se empieza a sacar más agua, habrá inundaciones que pondrán en peligro la vida de la gente de la Comunidad. Los comuneros lo tienen claro: “Si vamos a morir inundados, será una muerte instantánea; si morimos de sed, será una muerte lenta”. Mientras nos cuentan esto, los que llevan años apoyando a la comunidad, cuestionan la veracidad de la teoría de la Empresa: “¿Es un riesgo real? Parece que no.”
Con la materia prima sacada de la laguna, generan electricidad para una gran área del Perú. Inmediatamente nos vinieron varias preguntas: “¿Os pagan algún canon?, ¿Os ofrecen la electricidad gratis?”. Y, por supuesto, ambas respuestas fueron que no. Ni les pagan un canon, ni les ofrecen el servicio eléctrico gratis. Son otros simples clientes más.
Con el conflicto en mente, subimos a ver la laguna. Hacemos un alto en el camino para pedir a uno de los dirigentes que nos haga un escrito para que podamos pasar a ver Parón. Unos kilómetros antes de llegar al destino, hay una tranca, donde los comuneros se rotan para que siempre haya alguien controlando quién entra y sale, además de explicar el conflicto de Parón y contar al visitante la realidad de la comunidad y su derecho arrebatado sobre ese paraje natural.