Aunque me sangren las rodillas, me escueza la mirada y apenas me quede voz, cuando es un obispo el que se pone a mi lado en la frontera para suplicar que dejen de morir inocentes que sólo ansían vivir, es cuando más orgulloso me siento de lo que vivo, lucho y creo. ¡Basta de muertes en las fronteras!
Santiago Agrelo – ¡Basta de muertes en las fronteras!
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