Josemari Legarreta / Cutervo 01

Me imagino que cambiar Tamshiyacu por Cutervo no te será nada fácil, Josemari. Del calor y la humedad de la selva loretana a la sierra cajamarquina. Estuvimos juntos dos años en Yungay, en tu estreno peruano; años que seguimos recordando y añorando. Ahora sigues mis pasos cutervinos. Buena gente, ya lo verás.

Como sé que escribes periódicamente, y bien, voy a aprovechar el blog para hacer públicas tus ‘andanzas’, andanzas de un basauritarra medio peruano. Eskerrik asko, Josemari.

Con 22 horas de autobús cómodo, se puede llegar de Lima hasta Cutervo. Los últimos 70 kilómetros se hacen, apretujados, en taxis. En el asiento de atrás van 4, y el que viaja con el chófer se tiene que sentar encima de la palanca del freno de mano si por el camino surge otro viajero. El trayecto es un puerto que valdría para dos etapas especiales de la montaña del Tour. Desde la salida de Collique hasta estar en la puerta de la casa de aquí, yo tardé 26 horas. Estuvimos retenidos 4 horas por desprendimientos de tierras, corrientes en esta época de lluvia. En un momento, el autobús tuvo dificultad y se paró para maniobrar. Desde el asiento, a la derecha, estaba todo el precipicio al acecho…

La ciudad de Cutervo está a unos 2.600 m. s.n.m. Tiene unos 20.000 habitantes y es centro comercial de muchas poblaciones de alrededor.

Hay una época de lluvias, de noviembre a marzo. Luego es clima sano, de altura, con un vientillo de afeitar el bigote. Parece que algún diosecillo me ha preparado unos días de no llover. Hoy es sábado y desde el martes que llegué no ha caído ni una gota. Pero el frío, el que siento yo, no ha perdonado. Cuando estaba en la Selva y venían visitas de Europa o de Canadá, yo les veía sudar y soplar por el calor. Yo no tenía agobio especial. Ahora me pasa lo contrario: me echo encima cinco capas de ropa. Los de aquí no andan encorvados frotándose las manos. Aunque ya veo que algunos tienen capas contundentes. Y contraste, muchos no llevan calcetines. El otro día fui con mi pareja viatoriana, Cirilo, Director del Colegio, a cambiar cuentas en la Caja Piura, y el establecimiento se pasa el día con el portón abierto. Dentro y fuera, la misma temperatura. Bueno, la chica que nos atendió, Jessica, tosía de vez en cuando.

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